la tuataras
Cráneo que muestra
los arcos temporales. al completo,
así como estos huesos:
1: premaxilar 2: nasal
3: prefrontal 4: frontal
5: maxilar 6: posfrontal
7: dentario 8: postorbital
9: yugal 10: parietal
11: escamosal 12: cuadrado

Los tuátaras son los reptiles diápsidos más antiguos que sobreviven. Existen algunos fósiles mesozoicos muy similares, como Homoeosaurus del Jurásico, lo que muestra la gran antigüedad del grupo.

Entre los numerosos caracteres que se han conservado sin modificar durante 200 millones de años se hallan dos fosas temporales completas, un ojo pineal bien desarrollado (el orificio pineal era muy patente en los primeros diápsidos) y las vértebras de tipo anficelo con intercentros. Es el único reptil actual que carece de órgano copulador.

Tuatara jaw 600.jpg

Uno de los pocos rasgos especializados son los dientes anteriores, grandes y muy agudos.[1]

Son carnívoros: su dieta consiste en insectos, caracoles, lagartos, huevos y crías de aves. Tienen hábitos nocturnos; de día descansan sobre las rocas para tomar el sol, y de noche cazan su alimento. A los tuátaras, a diferencia de otros reptiles, les agrada el frío. Las temperaturas superiores a los 25 °C son letales para los tuátaras, pero pueden sobrevivir a temperaturas de 5 °C hibernando. El ojo pineal o "tercer ojo" (una prolongación de la glándula pineal o epífisis), se observa como una ligera protuberancia frontal cubierta de escamas y sirve para detectar la radiación infrarroja, con lo que regulan el metabolismo en función del sol y quizás también les sirva para detectar y capturar las presas en la oscuridad. Son animales solitarios.

Henry: el macho que todavía se reproducía a los 111 años. Tuatario del
Southland Museum
and Art Gallery.

Son animales muy longevos, y algunos individuos viven más de un siglo: en enero del 2009 se verificó el caso de un macho en cautiverio de 111 años que ha podido fecundar hembras y tener descendencia con ellas. Se reproducen tardíamente: llegan a la madurez sexual aproximadamente a los 10 años. La hembra entra en celo una vez cada 4 años. El macho se vuelve más oscuro durante el cortejo, y las espinas de su espalda se levantan. Da vueltas alrededor de la hembra, y si ella está lista moverá su cabeza y comenzará la cópula. La hembra efectúa una puesta de 19 huevos aproximadamente y los incuba por un periodo de 15 meses. Los huevos de los tuátaras son de cáscara suave. El sexo de las crías depende de la temperatura. A 21 °C hay 50% de probabilidad de que sean macho o hembra. A 22 °C hay 80% de que sean machos y a 20 °C hay 80% de que sean hembras.

1: Rincocéfalos.
2 : Lacertilios.
3: Ofidios.
4: Cocodrilios.
5: Aves.
En este cladograma,
los lacertilios están
representados como un grupo parafilético. La longitud de las ramas del árbol no es proporcional al tiempo de diversificación.

Como otras especies de Nueva Zelanda, los tuátaras fueron llevados casi a la extinción con la llegada del hombre, debido a la pérdida de su hábitat y a la introducción de nuevas especies, en concreto de ratas y de mustélidos. Fueron totalmente exterminados de las islas más grandes de Nueva Zelanda. Actualmente son especies protegidas, y fueron reintroducidas, además de en islotes, en parques nacionales de las islas grandes.

El calentamiento global supone una grave amenaza para la supervivencia de la mayoría de reptiles y anfíbios, ya que al aumentar las temperaturas de las zonas de cría existe un alto riesgo de que en un futuro cercano solo nazcan animales de un solo sexo, condenándose a la especie a la extinción en un breve período. En el caso de los tuátaras esto podría suceder si las temperaturas en época de cría excediesen los 22 grados dentro de unas décadas.


 

 
CALENDARIO
 



CONTADOR DE VISITAS
 
contador de visitas
contador de visitas
 
animales salvan el planeta
 
 
Hoy habia 25 visitantes (29 clics a subpáginas) ¡Aqui en esta página!
Este sitio web fue creado de forma gratuita con PaginaWebGratis.es. ¿Quieres también tu sitio web propio?
Registrarse gratis